miércoles, 17 de septiembre de 2008

El Poder Natural de la Mujer


Por Vicki Noble


“El ejemplo mas obvio de cuánto nos hemos apartado de nuestras raíces orgánicas como comunidad femenina lo constituyen, en nuestra cultura actual, las prácticas relacionadas con los nacimientos.
Las mujeres hemos llegado a creer que no sabemos cómo tener bebés. El hecho nos inspira temor, nos aterroriza, y buscamos la ayuda de los “expertos” para hacerlo bien. Ingresamos en ambientes esterilizados, inhóspitos, alejados de nuestro hogar y nuestra familia, a fin de yacer con los pies levantados para que un técnico extraiga el bebé de nuestro cuerpo. Nos hemos convencido de que, si lo hacemos de otra manera, pondremos en peligro a los niños que traermos al mundo, que los perjudicaremos y apareceremos como unas irresponsables ante nuestros hijos. De modo que, sumisamente, aceptamos los consejos del Médico Todopoderoso y su personal de guardapolvo blanco y, consecuentemente, sobrellevamos en nuestro parto un alto “grado de complicaciones”. Vamos al hospital para hallarnos “seguras”, para ingerir drogas que nos “ayudarán” a hacerlo mejor; seguimos las indicaciones y nos rasuran las partes pudendas, para que al “desgarrarnos” no contaminemos a nuestro hijo.


¿Dónde está el animal que hay en nosotras? ¿Qué se ha hecho de nuestro instinto natural? ¿Cómo imaginamos que han nacido bebés durante todos estos milenios, antes de que inventáramos los hospitales y que los hombres se ocuparan de los partos? Es como si sufriéramos de amnesia; simplemente, no recordamos”.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Las DOULAS en el Puerperio

Por Laura Gutman

Decidí desarrollar institucionalmente la profesión de la “doula” para asistir a las mujeres durante el puerperio (según mi punto de vista, los dos primeros años después del nacimiento del bebé), a domicilio.

Lo que intento es integrar al inconsciente colectivo femenino la necesidad de contar con un apoyo maternante exclusivo para el primer período de la aparición del niño. Para ello, organicé un “Equipo de Doulas”, todas profesionales egresadas de la Escuela de Capacitación de Crianza que realizan visitas a domicilio, asistiendo a las madres puérperas en todo lo relativo a la desestructuración emocional acaecida después del parto.

¿Qué cosas tienen que pasar para que una mujer se anime a solicitar una “doula” a domicilio?

Cosas bastantes comunes: por ejemplo, que sea el segundo día en la clínica después del nacimiento del bebé. O cuando regresa a casa después del parto. Cuando cuatro días más tarde el varón retoma su trabajo. Si se siente indefensa o temerosa por nada en especial. Si el bebé llora mucho y no lo puede calmar. Si tiene cualquier tipo de inconvenientes con los pechos. Si tiene ganas de llorar. Si se siente desconectada e irritable con el bebé. Si se siente sola. Si no sabe a quién hacerle preguntas. Si se angustia. Si no encuentra recursos para sentarse a jugar con sus hijos mayores. Si se culpa por no estar haciéndolo bien. Si está desbordada. Obviamente, si tiene mellizos o trillizos (incluso si cuenta con una nurse, o varias). Si el día es muy largo estando sola. Si no tiene interlocutores que den crédito a sus percepciones. Si los hijos mayores la reclaman desmedidamente cuando se ocupa del bebé. Si las noches se parecen al infierno. Si le diagnosticaron una depresión puerperal. Si las personas que la quieren le recomiendan que retome rápidamente su trabajo para “ponerse bien”. Si el marido llega cada vez más tarde a casa. Si sencillamente está deprimida.

Ahora bien, desde que el mundo es mundo, las mujeres han parido y criado hijos sin “doulas”, y casi todas sobrevivieron. ¿Acaso hay mujeres tan ineptas que sin “doulas” no son capaces de hacer las cosas correctamente? ¿Por qué serían acreedoras de tanto lujo?

En los umbrales del siglo XXI, las mujeres exitosas o simplemente inteligentes creemos disponer de recursos suficientes para atender a un bebé. Cuanto más vivamos en el mundo “yang”, más desértico nos resulta el mundo “yin”. Por eso, una “doula” a domicilio no es un lujo, es una prioridad que todas las mujeres merecemos, ya que un niño pequeño depende del equilibrio emocional de su madre. A lo largo de la historia, las mujeres hemos construido sostenes posibles que nos garantizan suficiente sostén para la crianza de los niños. Ingresar con comodidad en el mundo externo no nos facilita la fusión ni la comprensión de los mundo sutiles. En realidad, estamos más huérfanas que nuestras abuelas en muchos casos. Si bien cada mujer reacciona en forma diferente durante el puerperio, una mujer bien sostenida está en mejores condiciones de sostener a su bebé.

La “doula” interpreta la experiencia interior de cada madre, avalando todos los cambios invisibles y traduciendo al lenguaje corriente la experiencia del puerperio. No se trata de ayudar con el bebé, ni de ofrecer buenos consejos, sino de acompañar la zambullida en el universo “yin”.

Desde ya, también espero que el oficio de “doula” ingrese en el inconsciente colectivo femenino. Que las mujeres “sepamos” después de parir que merecemos naturalmente llamar y solicitar una “doula” a domicilio, para que nos abra las puertas de los Misterios de la Maternidad y despierte en nosotras la intuición ancestral, la sabiduría y el regocijo de la transformación.

La “doula” representa de esta manera al arquetipo de “La Gran Madre”. Su principal función es la de maternar a la madre para que, entonces, pueda maternar a su hijo. Creo que las “doulas” como institución, pueden convertirse en un sostén fundamental para las mujeres del siglo XXI.

Extraído del libro PURPERIOS Y OTRAS EXPLORACIONES DEL ALMA FEMENINA, pág. 113, Capítulo 5 - Las "Doulas"